Actualmente son tres las centrales solares fotovoltaicas (FV) que operan en Chile y en conjunto representan una potencia de 2,48 megawatts (MW) repartidos entre los dos principales sistemas eléctricos: SIC y SING. Claro que muy pronto la humilde condición de esta fuente en la matriz de generación cambiará, pues la estimación de la autoridad es que hacia fines de este año entrarán en operación al menos dos nuevas unidades, ligadas a la empresa SunEdison, que suman más de 100 MW.
Que las condiciones físicas son más que adecuadas, con los niveles de radiación que hay en el norte del país, sumado a la disponibilidad de terrenos adecuados para la instalación de esta infraestructura, son ventajas conocidas para el desarrollo de este tipo de energía.
Pese a lo anterior, esta fuente estaba en un plano menor, debido a la acción de otro tipo de factores, de tipo económico, legal y operativo, que en el último tiempo han mejorado.
“Hoy se podrían hacer en Chile del orden de 1.500 a 1.800 MW y hacia el 2020 sería factible poder duplicar esta cantidad, pudiendo llegar a unos 4.000 MW de energía solar FV que aportarían a esa fecha más del 10% de la energía que Chile requerirá”, proyecta Alfredo Solar, presidente de Acera, gremio que agrupa a desarrolladores de Energías Renovables No Convencionales (ERNC), basado sólo en las optimizaciones que se están realizando en los sistemas de transmisión para incrementar su capacidad y para evitar las perturbaciones al mezclar aportes de unidades tradicionales y ERNC, que tienen una operación variable.
Aunque a la luz de la presencia actual de la energía solar FV, estas estimaciones podrían parecer muy lejanas, lo contrario queda en evidencia al mirar las cifras del Servicio de Evaluación Ambiental, donde 36 proyectos, con una capacidad total de 2.753 MW, aparecen aprobados, mientras que otros 1.440 MW figuran en trámite, es decir, son poco más de 4.000 MW que buscan su desarrollo.
Momento económico
El subsecretario de Energía, Sergio del Campo, plantea que sin lugar a dudas la perspectiva de mayores precios de la energía a nivel interno, debido a la carencia de recursos tradicionales propios, sumado a la caída en los costos de inversión de tecnologías como la solar, han incrementado el atractivo de este negocio, porque lo hacen competitivo con respecto de otras alternativas térmicas como el carbón, por ejemplo.
Solar explica que estas plantas FV pueden ofrecer energía a precios entre US$ 90 y US$ 95 por MWh, similares al carbón e inferior a lo que permite el gas natural licuado. El costo de inversión, en tanto, se estima en US$ 1,7 millones por MW instalado.
Otro atributo que destaca Del Campo es el menor tiempo que requiere la instalación de estos parques, comparado con cualquier otro tipo de instalación tradicional. Al respecto, Solar especifica que la construcción puede tomar entre seis y doce meses.
Las necesidades que plantea el cambio climático y la Ley de ERNC, vigente desde 2008, han planteado nuevas oportunidades para esta energía de la mano de grandes clientes eléctricos.
Hay varios ejemplos de esta nueva relación. Uno de ellos es SunEdison, firma que está desarrollando tres proyectos solares FV en asociación con grandes generadoras y empresas como CAP. Sin embargo, el abastecimiento a clientes regulados, a través de las licitaciones de distribuidoras, es otra opción, luego que el gobierno anunció que reducirá el tamaño de los bloques que ofrecerá.
“Se necesita más flexibilidad. Hoy las licitaciones están diseñadas para energía base, lo que pone en desventaja a las tecnologías intermitentes”, puntualiza Carlos Barrera, gerente general de SunEdison Chile.
Fuente / Diario Financiero