Columna de opinión

Un excelente primer paso

Fuente: La Tercera, *Hugh Rudnick
Publicado el 18

La agenda de energía formulada por el ministro Pacheco, a dos meses de iniciado el gobierno de la Presidenta Bachelet, representa un ambicioso plan de acción para enfrentar la crisis de desarrollo energético que enfrenta el país, con un liderazgo que se había perdido, abordando temas centrales con una visión objetiva, a partir de un diálogo amplio con distintos sectores de la sociedad. Central a este plan es la definición de un nuevo rol del Estado en el ámbito energético, un rol proactivo, orientador de desarrollo, monitoreando y fiscalizando el mercado, y facilitando las inversiones. Creo que el Estado debe identificar en forma objetiva las mejores alternativas de desarrollo futuro de la matriz de generación, en un contexto prospectivo y de planificación indicativa de inversiones y tecnologías, y de sustentabilidad ambiental y social, transmitiendo la visión resultante a los agentes y la ciudadanía. El Estado debe, en su acción prospectiva, preparar anticipadamente el mercado y sistemas eléctricos chilenos para operar con el 20% de penetración de renovables al 2025, con una buena parte de ella de característica intermitente. Creo también en el necesario ejercicio del Estado de un rol de monitoreo del mercado y de sus condiciones de desarrollo y competencia, con énfasis a dar garantías de un mercado eficiente a los consumidores y con atención en la educación ciudadana, tomando las acciones correctivas cuando se requiera.

También es central la definición de acciones para levantar barreras de entrada a las energías renovables y no renovables e incrementar la oferta y la competencia en el mercado de generación, donde se introduce una variable fundamental de ordenamiento territorial y de participación ciudadana.

Está implícito en la agenda el interés de lograr una mejora notable del accionar de la empresa privada en las esferas ambiental y social, donde esta se comprometa al impulso de las mejores prácticas de trabajo asociativo y participativo con la comunidad, con el objeto que esta última valore y valide los proyectos. También está implícito el interés de definir una estrategia de innovación tecnológica en energía, con la particular búsqueda de un trabajo colaborativo con las universidades.

La agenda se compromete a lograr una baja de los precios a los consumidores residenciales. Se plantea llegar en una década a una reducción de un 25% respecto a los precios techo de generación de 128 dólares por megawatt hora del 2013. Estimo que el país puede retornar a valores al menos 33% menores respecto a ese techo, siguiendo el Plan de Obras de la Comisión Nacional de Energía. Ello implica recurrir a las tecnologías de generación más económicas, donde le cabe un rol central a la hidroelectricidad. La agenda identifica un potencial conservador de un potencial hidroeléctrico, entre las cuencas del Aconcagua y Puelo, mayor a 10.000 MW, que se sumaría a 6.000 MW adicionales en la Región de Aysén. El ordenamiento territorial que se formula en la agenda debe a la brevedad definir cuanto de ese potencial es aprovechable y lograr las bajas de precios que anhelamos. Se define también que esa baja de precios debe ir acoplada a una necesaria redefinición del esquema de licitaciones del suministro de las empresas distribuidoras, que permita reactivar la inversión y estimular la competencia. Bienvenida será una acción articuladora de Enap para lograr viabilizar contratos de gas natural que alimenten una capacidad subutilizada de generación termoeléctrica.

En un segundo plano, pero no menos importante, la agenda formula un plan de estímulo de la eficiencia energética y la necesidad de avanzar a una estrategia más ambiciosa del desarrollo de la infraestructura de transmisión, con el Estado ejerciendo un rol articulador de los agentes del sector. El ordenamiento territorial, que permita el desarrollo de corredores longitudinales y transversales de transmisión, cobra entonces una dimensión más desafiante.

Esta temprana definición de una agenda de energía, a la que el gobierno debe lograr sumar apoyos transversales de la sociedad, debiera permitir al país enfrentar la encrucijada energética que tanto nos agobia.

*Director de Systep y académico Universidad Católica.