El Ministerio de Energía prepara un revolucionario cambio en el mercado de la distribución eléctrica. Ampliar el número de clientes libres para generar mayor competencia en ese sector. También quieren rebajarles la rentabilidad a las compañías, discusión que recién se está abriendo y que se mantendrá durante todo 2017.
La propuesta del gobierno para liberalizar el mercado eléctrico
(La Tercera) La mayor regulación eléctrica en la historia del país es la que está evaluando realizar el Ministerio de Energía. Más drástica que la recién aprobada reforma al mercado de la transmisión eléctrica, hoy el foco del gobierno está puesto en reformular el mercado de la distribución, discusión donde el Ejecutivo quiere partir con un “papel en blanco”, es decir, de cero, y donde uno de los focos principales es liberalizar el mercado eléctrico. Esto, con el fin de otorgar mayor competencia en el segmento donde hasta ahora la autoridad no ha tenido injerencia: el cliente libre.
Hoy el mercado eléctrico está compuesto un 52% por los clientes regulados, que son los hogares y las pymes, y cuyas tarifas son fijadas por el Estado; mientras, el 45% restante son los llamados clientes libres y que se caracterizan porque tienen plena libertad en la negociación de sus tarifas, las que acuerdan directamente con las empresas generadoras.
Pero la autoridad quiere llegar a la empresa mediana, aquella que está ubicada dentro de la zona de concesión de las empresas distribuidoras y que, por ende, han sido abastecidas por compañías como Chilectra, Chilquinta, CGE Distribución o Saesa, entre otras.
“Vemos que hay un mercado bastante capturado por las compañías distribuidoras, y lo que nos gustaría es introducirle más competencia a ese mercado. En el fondo, nos gustaría que las distribuidoras pelearan por ese nuevo cliente, pero lo pelearan junto con otros generadores, de tal manera que, efectivamente, estas empresas medianas puedan acceder a precios mejores”, explica el secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Energía (CNE), Andrés Romero.
Algo de este revolucionario cambio adelantó el grupo Enel en una reciente entrevista otorgada a este medio, donde el presidente de Enersis Chile, Herman Chadwick, indicó que “la nueva ley de distribución irá a buscar un mercado más liberalizado”.
Agregó que a diferencia del funcionamiento actual del mercado libre, donde se cierra un contrato con un gran consumidor a un plazo determinado, se está pensando “en que de acá a un tiempo más tengamos la posibilidad de competir dentro de las residencias o áreas urbanas o en empresas menores, por eso hay que estar preparado”.
Según las estimaciones de la CNE, hay espacio para hacer crecer ese mercado libre. De hecho, en la ley de licitación eléctrica, que establece las bases para que el Estado subaste la energía que será consumida por los clientes regulados, se modificó el umbral para ser clasificado como cliente libre o regulado, donde las empresas medianas tienen la posibilidad de optar dónde quieren pertenecer. Ese umbral pasó de 2.000 KW a 5.000 KW.
“Al día de hoy, a partir del análisis de vigencia de los contratos que recientemente revisó la CNE, existe un total de 115 clientes libres de generadoras y 82 clientes libres de distribuidoras, totalizando 197 clientes libres. Una revisión realizada anteriormente arrojó 81 clientes libres de generadoras y 124 clientes libres de distribuidoras, totalizando 205 clientes libres. Lo anterior evidencia una movilidad de clientes libres de distribuidoras a clientes libres de generadoras”, explican en la CNE.
Romero indica que el mercado actualmente permite ampliar este universo, dado el fuerte nivel de competencia que se dio en la licitación eléctrica regulada, lo que generó que hoy existan en el sistema 70 mil GWh disponibles para ser ofertados de manera competitiva tanto por clientes regulados como libres.
¿De qué forma el gobierno puede incentivar la profundización del mercado libre, si esos procesos no son regulados? “Lo que podemos incentivar es que estos clientes libres se agrupen y hagan procesos de licitación, o bien, no se agrupen, pero sí hagan procesos de compra inteligente y profundicen las condiciones de competencia”, explica Romero.
Agrega que este es un tema que están recién estudiando, aunque enfatiza que “nos parece de primera prioridad, porque de esta manera vamos a mantener vivo el ambiente de competencia que hemos visto este año”.
En cuanto a los precios, Romero es cauto e indica que no se han puesto una meta específica de reducción de los valores de la energía para los clientes libres, pero dice que “si el precio eficiente y competitivo está en orden de los US$ 50 el MWh, entonces buscaremos que eso se refleje en los contratos con los clientes libres”.
Pero este no es el único tema que la autoridad quiere reformular en este mercado. El trabajo de Energía con la CNE y el equipo que encabeza el académico de la Universidad Católica Hugh Rudnick comenzó en agosto pasado y a mediados de ese mes Romero y Rudnick se reunieron con las empresas distribuidoras en una intensa jornada de trabajo, indican asistentes al evento.
En la oportunidad, se les explicaron los puntos que el gobierno quiere modificar de la actual norma y se acordó conversar en profundidad el tema, siguiendo la fórmula que el gobierno trabajó con la Ley de Transmisión, es decir, con un proceso participativo. Por eso, académicos, expertos, consumidores, ONG y actores del mercado están convocados para una reunión plenaria que probablemente se desarrolle en el ex Congreso Nacional, el próximo jueves 29 de septiembre.
Si bien Romero adelanta que durante este gobierno no se enviará un proyecto de ley, sí se quiere comenzar a trabajar en una propuesta que logre un alto consenso técnico y político, “de tal manera que el próximo gobierno, sea cual sea su color, pueda recogerlo e idealmente tomarlo para sí”, explica.
Esto, porque el diagnóstico de la autoridad es que es necesario modernizar la regulación eléctrica del segmento de distribución, la cual, indican en el gobierno, en lo esencial, no ha sido modificada desde los años 80.
“El paradigma está cambiando y se mueve desde un consumidor pasivo, que sólo recibía electrones a través de los fierros que instalaban las distribuidoras, a un modelo donde el cliente pasa a ser un “consumidor-productor” y que tiene la capacidad de modular su demanda, de hacer eficiencia energética y tiene la capacidad de almacenar energía.
Estamos hablando de un consumidor inteligente, y esto cambia por completo el modelo”, explica Romero.
Por eso, dentro de los cambios también está el de comenzar a pensar en cómo regular la generación distribuida, que es la energía que las casas, gracias a la instalación de paneles fotovoltaicos, pueden inyectar al sistema. Además, está cómo operará el mercado cuando los clientes comiencen a gestionar su demanda eléctrica. Y también hay temas como la mejora de la calidad del servicio, potenciar la eficiencia energética y cómo gestionar el futuro transporte eléctrico.
También está dentro de los tópicos que se quieren modificar el actual sistema de remuneración de la red y la tarificación del sector. Según Rudnick, es necesario analizar si es conveniente seguir con el esquema de establecer una empresa modelo y ponderar los estudios que hacen la CNE y las empresas para establecer el Valor Agregado de Distribución (VAD).
“Este esquema ya no se ve tan conveniente, pues el proceso ha presentado problemas en el tiempo, porque ambas partes se ponen en los extremos, generando un conflicto entre las empresas y el distribuidor”, explica Rudnick.
Otro punto crucial que preocupa al sector es la rebaja en la tasa de rentabilidad de las eléctricas, donde el gobierno quiere impulsar pasar del actual 10% a un 7%, mismo parámetro en que se redujo la tasa de rentabilidad de las empresas transmisoras. “Una tasa de 10% ya no se justifica. Esa era una tasa que se usaba en los 80”, señala Romero.
El mercado mira con cautela este punto, debido al impacto que puede tener en las inversiones que han realizado a lo largo de los años.
Por eso, Rudnick adelanta que la conversación con los privados será larga y compleja. “Claramente, los privados van a estar preocupados, porque van a tener que adecuar sus modelos de negocio. El paradigma que rige hoy es que mientras más energía venden, más ganan, y lo que estamos diciendo es que ese ya no será el único objetivo. Las empresas tendrán que ir preparándose para ello”, dice.
Rodrigo Castillo, director ejecutivo de Empresas Eléctricas, gremio que agrupa a las empresas distribuidoras y transmisoras, se adelanta a la discusión e indica que no hay temas intocables. “Lo más relevante, más que defender derechos adquiridos, es que todo cambio regulatorio tenga sentido y que, además, mantenga incentivos para la inversión”, dice.
Agrega que el sector se está acercando a esta discusión con todos los puntos abiertos, “porque creemos que todo tiene mérito para ser discutido. Por eso, no pensamos que existan temas que son intocables”.
Pese a eso, sí reconoce que un tema complejo será la modificación al sistema tarifario. “Corregir, modificar o reemplazar un sistema tarifario es algo que hay que hacer con mucho cuidado, ya que hay que tener en consideración una enorme cantidad de factores para que no nos vaya a ocurrir que en vez de mejorar, las cosas se empeoren”, señala.
En todo caso, Castillo es claro en lo que está detrás del espacio de debate que está abriendo el gobierno. “Acá estamos hablando de repensar todo y también de ver cuáles son los modelos de negocio que hoy están asociados a la distribución eléctrica. Así de profundo es este análisis”, afirma.